La ira es uno de los efectos más profundos que tiene la vida sobre
nosotros. Es una de nuestras emociones. Cuando se cruce en nuestro camino,
vamos a sentirla, a menos que la reprimamos. (Ya No Seas Codependiente).
Si estuviera llevando bien el programa, no me
enojaría… Si fuera un buen cristiano, no sentiría ira… Si realmente estuviera
utilizando mis afirmaciones acerca de lo feliz que soy, no sentiría enojo…
Estos son viejos mensajes que nos seducen para otra vez, no sentir. La ira es
parte de la vida. No necesitamos permanecer en ella o desterrarla, pero no nos
podemos dar el lujo de ignorarla.
En la recuperación aprendemos que podemos sentir sin vergüenza todos nuestros sentimientos, incluyendo la ira y aun así, asumir la responsabilidad de lo que hacemos cuando nos sentimos enojados. No tenemos que permitir que la ira nos controle, pero seguramente lo hará si nos negamos a sentirla.
Ser agradecidos, positivos, sanos, no significa que nunca sintamos ira. Ser agradecidos, positivos, sanos significa que sentimos la ira cuando tenemos necesidad de hacerlo.
En la recuperación aprendemos que podemos sentir sin vergüenza todos nuestros sentimientos, incluyendo la ira y aun así, asumir la responsabilidad de lo que hacemos cuando nos sentimos enojados. No tenemos que permitir que la ira nos controle, pero seguramente lo hará si nos negamos a sentirla.
Ser agradecidos, positivos, sanos, no significa que nunca sintamos ira. Ser agradecidos, positivos, sanos significa que sentimos la ira cuando tenemos necesidad de hacerlo.
“Hoy me
permitiré sentir ira, si necesito hacerlo. Puedo sentir mis emociones y
liberarlas constructivamente, incluyendo la ira. Sentiré gratitud por la ira
que sienta y por las cosas que ésta está tratando de mostrarme. Puedo sentir y
aceptar todas mis emociones sin vergüenza y asumir la responsabilidad de mis
actos”.
(Melody
Beattie, Libro El Lenguaje del Adiós).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario