Es fácil ser negativos
acerca de nuestros errores e infelicidad pasados. Pero es mucho más sano que
nos veamos a nosotros mismos y a nuestro pasado a la luz de la experiencia, de
la aceptación y del crecimiento interior. Nuestro pasado es una serie de
lecciones que nos hace avanzar a niveles más altos de vivir y de amar.
Las relaciones que establecimos, en las que permanecimos, o que dimos por terminadas, nos enseñaron lecciones que eran necesarias. Algunos hemos surgido de las más dolorosas circunstancias con grandes conocimientos acerca de quiénes somos y qué queremos.
¿Nuestros errores? Necesarios. ¿Nuestras frustraciones, fracasos y a veces nuestros tropiezos con el progreso y el crecimiento interior? Necesarios también.
En cada paso del camino, aprendimos. Pasamos exactamente por las experiencias que necesitábamos para convertirnos en lo que somos hoy. En cada paso del camino, progresamos.
¿Es un error nuestro pasado? ¡No!
Las relaciones que establecimos, en las que permanecimos, o que dimos por terminadas, nos enseñaron lecciones que eran necesarias. Algunos hemos surgido de las más dolorosas circunstancias con grandes conocimientos acerca de quiénes somos y qué queremos.
¿Nuestros errores? Necesarios. ¿Nuestras frustraciones, fracasos y a veces nuestros tropiezos con el progreso y el crecimiento interior? Necesarios también.
En cada paso del camino, aprendimos. Pasamos exactamente por las experiencias que necesitábamos para convertirnos en lo que somos hoy. En cada paso del camino, progresamos.
¿Es un error nuestro pasado? ¡No!
El
único error que podemos cometer es confundir ese pasado con la verdad.
“Hoy, ayúdame
Dios mío a alejar los pensamientos negativos que pudiera estar albergando
acerca de mis circunstancias o de mis relaciones pasadas. Puedo aceptar, con
gratitud, todo lo que el pasado me ha traído al día de hoy”.
(Melody
Beattie, Libro El Lenguaje del Adiós).
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