DICIEMBRE 17: Hoy me consentiré a mí mismo.

Muchos de nosotros hemos estado tan privados de conocimientos que pensamos que esto es tonto o es una autoindulgencia. Consentirte ni es tonto ni es autoindulgente; es la forma como nos demostramos amor a nosotros mismos. Por eso es por lo que nos estamos esforzando en la recuperación, por una relación amorosa con nosotros mismos que funcione, para que podamos tener relaciones amorosas que funcionen con los demás.
Cuando nos sentimos heridos, nos preguntamos a nosotros mismos que necesitamos hacer para ayudarnos a sentirnos mejor. Cuando nos sentimos solos, buscamos a alguien que sea seguro. Sin sentir que somos una carga, le permitimos a esa persona que nos de su apoyo.
Descansamos cuando nos sentimos cansados; comemos cuando tenemos hambre; nos divertimos o nos relajamos cuando nuestro espíritu lo necesita. Consentirnos significa que nos demos regalos, ir al salón de belleza o a la peluquería, un mensaje, un libro, un abrigo, un traje o un vestido nuevos. Significa un largo baño caliente para olvidarnos de nuestros problemas y del mundo por unos breves momentos cuando eso nos siente bien.
Aprendemos a ser amables con nosotros mismos para abrirnos al consentimiento que los demás tienen para darnos.
Como parte del consentirnos a nosotros mismos, nos permitimos dar y recibir contacto físico positivo, un contacto que nos parezca apropiado, que sintamos seguro. Rechazamos el contacto que no nos hace sentir bien o seguros y que no es positivo.
Aprendemos a darnos a nosotros mismos lo que necesitamos de una manera suave, amorosa, compasiva. Hacemos esto en el entendimiento de que hacerlo no nos hará gente floja, echada a perder, egoísta o narcisista. La gente que se consiente es efectiva en su trabajo y en sus relaciones.
Aprendemos a sentirnos tan amados por nosotros mismos que realmente podemos amar a los demás y dejarles que nos amen.
“Hoy me consentiré a mí mismo. También estaré abierto al consentimiento que pueda darles a los demás y a recibir por parte de ellos”.
(Melody Beattie, Libro El Lenguaje del Adiós).


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