Experimentar sentimientos puede
ser todo un reto si no hemos tenido la experiencia previa o el permiso para
hacerlo. Aprender a identificar lo que estamos sintiendo es un reto que podemos
superar, pero no nos volveremos expertos de la noche a la mañana. Ni tampoco
tenemos por que lidiar perfectamente con nuestros sentimientos.
He aquí algunas ideas que podrían ser útiles mientras aprendes a reconocer tus sentimientos y lidiar con ellos.
Toma una hoja de papel. En la parte superior escribe: “Si estuviera bien sentir lo que estoy sintiendo y nadie me juzgara de bueno o de malo, ¿Que seria lo que estoy sintiendo?”. Luego, escribe lo que venga a tu mente. También puedes usar el recurso favorito de mucha gente al descubrir sus sentimientos, escribirlos. Puedes llevar un diario, escribir cartas que no tienes la intención de enviar; o simplemente garabatear tus pensamientos en una libreta para recados.
Mírate y escuchate a ti mismo como lo haría una tercera persona objetiva. Escucha su tono de voz y las palabras que utiliza. ¿Que es lo que escuchas? ¿Tristeza, miedo, ira, felicidad? ¿Qué te está diciendo tu cuerpo? ¿Está tenso y rígido de ira? ¿Muerto de miedo? ¿Cargado de tristeza y de pena? ¿Bailando de gusto?
También ayuda hablar con gente que está en recuperación. Ayuda asistir a las reuniones. Una vez que nos sentimos seguros, muchos descubrimos que nos abrimos de una manera fácil y natural a nuestros sentimientos.
En la recuperación estamos en una continua búsqueda de tesoros. Uno de los tesoros que estamos buscando es nuestra propia parte emocional. No tenemos que hacerlo a la perfección. Lo único que necesitamos es ser honestos, abiertos y estar dispuestos a intentarlo. Nuestras emociones están ahí, esperando a convivir con nosotros.
He aquí algunas ideas que podrían ser útiles mientras aprendes a reconocer tus sentimientos y lidiar con ellos.
Toma una hoja de papel. En la parte superior escribe: “Si estuviera bien sentir lo que estoy sintiendo y nadie me juzgara de bueno o de malo, ¿Que seria lo que estoy sintiendo?”. Luego, escribe lo que venga a tu mente. También puedes usar el recurso favorito de mucha gente al descubrir sus sentimientos, escribirlos. Puedes llevar un diario, escribir cartas que no tienes la intención de enviar; o simplemente garabatear tus pensamientos en una libreta para recados.
Mírate y escuchate a ti mismo como lo haría una tercera persona objetiva. Escucha su tono de voz y las palabras que utiliza. ¿Que es lo que escuchas? ¿Tristeza, miedo, ira, felicidad? ¿Qué te está diciendo tu cuerpo? ¿Está tenso y rígido de ira? ¿Muerto de miedo? ¿Cargado de tristeza y de pena? ¿Bailando de gusto?
También ayuda hablar con gente que está en recuperación. Ayuda asistir a las reuniones. Una vez que nos sentimos seguros, muchos descubrimos que nos abrimos de una manera fácil y natural a nuestros sentimientos.
En la recuperación estamos en una continua búsqueda de tesoros. Uno de los tesoros que estamos buscando es nuestra propia parte emocional. No tenemos que hacerlo a la perfección. Lo único que necesitamos es ser honestos, abiertos y estar dispuestos a intentarlo. Nuestras emociones están ahí, esperando a convivir con nosotros.
“Hoy me veré y me escucharé a mi mismo
durante el día. No me juzgaré por lo que estoy sintiendo; me aceptaré a mí
mismo”.
(Melody Beattie, Libro El Lenguaje del
Adiós).
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