Cuando la gente con un trastorno compulsivo hace lo
que se siente obligado a hacer, no está diciendo que no te ama, está diciendo
que no se ama a sí misma. (Ya no seas codependiente).
Las personas suaves, las almas amables, van con amor.
Si, a veces necesitamos ser firmes, asertivos: en esas épocas en que cambiamos,
en que adquirimos una nueva conducta, en que necesitamos convencer a los demás
y a nosotros mismos de que tenemos derechos.
Esas épocas no son permanentes. Tal vez necesitemos enojarnos para tomar una decisión o fijar un límite, pero no podemos permitirnos quedar resentidos. Es difícil sentir compasión por alguien que nos está victimizando, pero una vez que nos hemos apartado de nuestro papel de víctimas, podemos encontrar compasión.
Nuestro sendero, nuestro camino, es un camino suave que seguimos con amor, amor a nosotros mismos, amor a los demás. Fijar límites. Desapegarse. Cuidar de nosotros mismos. Y, tan pronto como sea posible, hacer eso con amor.
Esas épocas no son permanentes. Tal vez necesitemos enojarnos para tomar una decisión o fijar un límite, pero no podemos permitirnos quedar resentidos. Es difícil sentir compasión por alguien que nos está victimizando, pero una vez que nos hemos apartado de nuestro papel de víctimas, podemos encontrar compasión.
Nuestro sendero, nuestro camino, es un camino suave que seguimos con amor, amor a nosotros mismos, amor a los demás. Fijar límites. Desapegarse. Cuidar de nosotros mismos. Y, tan pronto como sea posible, hacer eso con amor.
“Hoy, y cada vez que sea posible, Dios mío, déjame ser
gentil conmigo mismo y con los demás. Ayúdame a encontrar el equilibrio entre
la acción asertiva emprendida en busca de mis mejores intereses y el amor por
los demás. Ayúdame a comprender a que a veces esas dos ideas son una sola.
Ayúdame a encontrar el sendero adecuado para mí”.
(Melody Beattie, Libro El Lenguaje del Adiós).
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