Está bien tener un buen día.
Realmente está bien. Está bien que te esté yendo bien y que sientas que tu vida
es gobernable y que vas por buen camino. Muchos de nosotros hemos aprendido,
como parte de nuestra conducta de supervivencia, que la manera de obtener la
atención y la aprobación que queremos es siendo víctimas. Si la vida es
espantosa, difícil, ingobernable, demasiado dura, injusta, entonces, pensamos,
los otros nos aceptarán, les agradaremos, nos aprobarán. Podemos haber
aprendido esto por haber vivido y habernos relacionado con gente que también
aprendió a sobrevivir siendo víctima.
Nosotros no somos víctimas. No necesitamos
ser victimados. No necesitamos estar desvalidos y fuera de control para obtener
la atención y el amor que anhelamos. De hecho, el tipo de amor que buscamos no
se puede obtener de otra manera.
Podemos conseguir el amor que
realmente queremos y necesitamos sólo cuando nos adueñamos de nuestro poder.
Aprendemos que podemos pararnos sobre nuestros pies, aunque a veces nos
sintamos bien al apoyarnos un poquito.
Aprendemos que la gente en
quien nos estamos apoyando no nos está deteniendo. Está parada junto a
nosotros. Todos tenemos días malos, días en que las cosas no van como nos
gustaría, días en que sentimos tristeza y miedo. Pero podemos lidiar con
nuestros días malos y con nuestros sentimientos más oscuros de manera que
reflejan responsabilidad por uno mismo más que victimización. También está bien
tener días buenos. Quizá no tengamos tanto de qué hablar, pero tendremos más
qué disfrutar.
“Dios mío, ayúdame a dejar ir mi necesidad
de ser la victima. Ayúdame a dejar ir mi creencia de que para ser amado y
captar la atención necesito ser una victima. Rodeame de gente que me ame cuando
me adueñe de mi poder.Ayúdame a empezar tener días buenos y a disfrutarlos”.
(Melody Beattie, Libro El Lenguaje del
Adiós).
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