“¿Es que los demás no ven cuánto estoy
sufriendo?” “¿Es que no ven que necesito ayuda?” “¿Es que no les importa?”
La cosa no es que los otros
vean o les importe. La cosa es que nosotros nos veamos y nos preocupemos por
nosotros mismos. A menudo, cuando señalamos con el dedo a los demás, esperando
que tengan compasión de nosotros, es porque no hemos aceptado completamente
nuestro dolor. No hemos alcanzado ese punto de preocuparnos de nosotros mismos.
Estamos esperando que otro tome conciencia de algo que nosotros aún no hemos
tomado.
Nuestro trabajo consiste en
tener compasión de nosotros mismos. Cuando la tengamos, habremos dado el primer
paso para dejar de ser víctimas. Estamos en el camino hacia la
autoresponsabilidad, el cuidado de nosotros mismos y del cambio.
“Hoy no esperaré a que otros me vean y les
importe; yo asumiré la responsabilidad de estar consciente de mí dolor y mis
problemas, y de preocuparme por mi mismo”.
(Melody Beattie, Libro El Lenguaje del
Adiós).
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